El 68% de todos los ciberataques están motivados por dinero, seguidos por el robo de propiedad intelectual, identidad de terceros y ciberespionaje.
Phishing, ransomware, los compromisos de correo electrónico y el uso delictivo de criptomonedas están utilizando, en distinto grado, técnicas basadas en modalidades como: clonación, suplantación de identidad, violaciones de datos personales, y la combinación más eficiente en todos los frentes, las estafas rematadas por Whatsapp.
En los primeros seis meses del año observamos a nivel local e internacional un sostenido crecimiento de esta nueva industria que va camino a consolidarse.
Las redes sociales como Instagram y Facebook, así como WhatsApp son terreno fértil para el engaño.
Los inocultables incidentes de ransomware son cada vez más evidentes: más bandas y más eficaces, menos víctimas pagan el rescate extorsivo, pero el negocio crece con diversificación en el delivery y especialización por industria, el abanico nos alcanza a todos y lamentablemente todos nuestros datos serán exfiltrados, y, en consecuencia, la probabilidad de sufrir un incidente en el futuro, es sumamente alta.
La realidad indica que la mayoría de las plataformas y marcas como Instagram, Facebook, WhatsApp, Google, TikTok, Twitter o Tinder están en el ojo de la tormenta, pero todos tienen un factor que los nuclea: no logran eliminar los anuncios fraudulentos online incluso después de que las víctimas de fraude los denuncian.
El 33% de los que denunciaron un “aviso” que condujo a una estafa en Google, por ejemplo, dijo que el motor de búsqueda no removió el anuncio y no le dio una respuesta o por lo menos lo hizo tarde.
El 69 % de los hechos que cosechan un daño económico se realiza a través de estas plataformas tecnológicas, incluidos sitios de redes sociales, mensajería y servicios de eCommerce. Cada vez es mayor la presión por parte de consumidores, la banca y medios de pago, y en contraposición las regulaciones y leyes brillan por su ausencia o evolucionan demasiado lento.
El 34% de las víctimas que denunciaron un anuncio fraudulento en redes que resultó en una estafa económica, mencionaron que el anuncio no fue eliminado, y casi el 50% de las víctimas engañadas por un anuncio online, a través de un motor de búsqueda o un anuncio redes sociales no informa la estafa a la plataforma.
Los targets y los riesgos asociados a las posibles ciberestafas en la post-pandemia, se motorizan a través de “415 formas diferentes” contabilizadas en los últimos 36 meses. Estas incluyen tácticas súper elaboradas y complejas y otras sumamente sencillas y básicas.
A medida que la tecnología evoluciona, también lo hacen los estafadores, emprendedores que se ingenian para trabajar por cuenta propia, utilizan intensamente las redes sociales y lo convierten en su negocio que es su sustento. Lo que sorprende es que dos tercios de todas las estafas de compras online comienzan en Facebook, Instagram y terminan en Whatsapp, tanto para los dueños de los negocios como para sus clientes.
Parece una obviedad, comprar online implica investigar y leer reseñas ¿oíste hablar de la marca? ¿El precio parece demasiado bueno para ser verdad? Lamentablemente, la emoción y la emergencia son la nafta y fósforo para encender el espíritu solidario de los hipnotizados por su smatphone.
Referencias y Créditos:
Comments